La palabra “boom”,en el título, me pareció armónicamente horrible con el tema de los zombies, de lo contrario no la habría usado, dicho esto, a manera de disculpa para todos aquellos a quienes herí en su sensibilidad estética, quiero entrar en el fenómeno en cuestión. Entre todos los monstruos que los humanos sabemos imaginar, los zombies o los muertos vivientes son sin duda uno de los menos interesantes, los conocemos por la pérdida de la voluntad inducida por las artes de un hechicero que lo esclaviza, es más monstruoso el hechicero que el zombie y este último nos mueve más a la compasión que al miedo, pero últimamente se les ha exagerado un poco, son muertos vivientes, con carnes putrefactas, con un hambre inacabable que los lleva a atacar y a comerse a los vivos, además, contagian y te convierten en uno de ellos. El éxito de las películas y series que tratan de zombies parece deberse a la metáfora del mundo actual. Las calles están llenas de muertos vivientes, que tienen un hambre inacabable de riqueza y poder, están dispuestos a comerse a cualquiera que se les cruce en el camino y son contagiosos, si estás infectado mueres y te conviertes en uno de ellos. Si alguno de los lectores está aún vivo, le recomiendo encarecidamente que se cuide, que evite el contagio, que esté consciente de que estamos rodeados, que cuide a los suyos y que vigile. Si no lo hace morirá y andará por las calles con esa hambre insaciable, en permanente búsqueda de poder y riqueza, queriendo comerse a los demás y habrá perdido su alma. Creo que por eso hoy nos llaman la atención las películas de zombies, nuestra alma sabe reconocer en ellas la advertencia y la realidad aterradora de esos monstruos sin gracia.
GT
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